Primera llamada: Escasez, insuficiencia y potencial/ Vol. 8, Núm. 1
Convocatoria R15: Escasez, insuficiencia y potencial
«La escasez es tanto insuficiencia como potencial, está impresa en la vida y se manifiesta en el tiempo. En cada momento, cada creación está en camino de adquirir cada vez más rasgos hasta alcanzar su potencial. La escasez precede cada cambio, y por tanto cada elección humana. Espera encontrar en la libertad humana un espacio que está abierto a la acción deliberada que aún no ha sido completada».
La frase anterior fue traducida de El fenómeno de la escasez: Ser, hombre y comunidad, una síntesis de una investigación interdisciplinar, por Elena Leontjeva, Aneta Vainé y Marija Vyšniauskaitė , del Instituto Lituano para el Libre Mercado.
La revista Fe y Libertad desea examinar más a profundidad la escasez, la falta (lack, en inglés) o la ausencia. Tradicionalmente, la ciencia económica ha reconocido la realidad inescapable de la escasez. Lo que es más, dicha ciencia se construye sobre la base de esta categoría praxeológica, como la llama Ludwig von Mises: las personas siempre tomamos decisiones en un contexto de escasez.
No obstante, la humanidad sueña con encontrar la cornucopia de la abundancia, la ciudad repleta de oro, El Dorado, la Cucaña o Jauja, es decir, un espacio social en el que ningún deseo o apetencia queda insatisfecha y los bienes fluyen como cataratas sin límite. Los Gobiernos aumentan la carga tributaria como si los ciudadanos pudieran tributar sin parar y los presupuestos se abultan. Los ciudadanos piden servicios públicos para sí mismos y para los demás, o bien entran en patrones de consumo por encima de sus ingresos. Muchos de los proyectos de ingeniería social parten de la errada premisa de que lo único que tienen que hacer los gerentes sociales es recoger y redistribuir aquella riqueza disponible.
O, bien, las personas sueñan con un estado de equilibrio perfecto, de competencia perfecta, tal que la oferta satisface plenamente la demanda. Toman una fotografía estática y momentánea de la cooperación social. Allí, el emprendedor no tiene ningún desequilibrio o potencial qué remediar.
En la vida real, los mercados están poblados por personas imperfectas que reaccionan con información incompleta a las señales de mercado. Allí descubren oportunidades, asumen riesgos y se sirven unos a otros. Pero cada uno de sus actos conlleva costos, y costos de oportunidad. Lo resume la frase que popularizó Milton Friedman: «no hay tal cosa como un almuerzo gratis». Es decir, todo tiene un costo porque es escaso, y por ende, valioso. Cuando una persona consume un bien rival, dejó de emprender otra posible acción, y evitó que otra persona consumiera el bien en cuestión. Resulta asombroso que, guiado por la mano invisible y en ausencia de una planificación central, los mercados asignan recursos hacia sus usos más productivos, brindan bienes y servicios a las masas y crean riqueza.
Los mercados funcionan mejor en libertad; además, como señalan los autores lituanos, «la libertad es inmanente también, e inseparable de la estructura del ser».
¿Qué significa que la escasez y la libertad sean parte de la estructura del ser, y qué implica este entendimiento? ¿Qué implicaciones tiene pensar en la escasez como un fenómeno ontológico?
¿Por qué el Creador nos colocó en una tierra donde predomina la escasez? ¿Había abundancia en el Edén? ¿Qué significa para el hombre ser cocreador con Dios, qué cosas creamos, y en qué modifica nuestra capacidad creativa nuestra relación con el mundo creado y con Dios?
¿Existe esa caricatura economicista, el homo economicus, o somos más que maximizadores de utilidad? Cuando reconocemos la naturaleza caída del hombre, ¿reconocemos en nosotros mismos una carencia, o una ausencia del bien, de la perfección y de la gracia? ¿Es perfectible la naturaleza humana; puede ser alterada por innovaciones científicas, la indoctrinación, la coacción estatal u otros factores?
¿Qué aportan los mercados a la humanidad cuando superan la escasez relativa y coordinan las acciones de millares de personas? ¿Por qué los mercados en la vida real distan tanto del modelo de competencia perfecta, y en qué sentidos superan al modelo popularizado por libros de texto económicos? ¿Podría subsistir la humanidad sin mercados, y sin libertad, y cómo sería tal subsistencia?
¿Qué ocurre cuando el ámbito político invade la arena económica y dirige destinos, confisca la propiedad privada, socializa los bienes disponibles y oprime al individuo? ¿Por qué, históricamente, los regímenes totalitarios han generado pobreza y acentuado la escasez?
¿Vería la humanidad el trabajo como una virtud o vocación, de no ser por el potencial creativo de los seres creados? ¿Nuestro trabajo en el mundo físico rivaliza o se complementa con nuestra vida espiritual? ¿Tiene necesidad el hombre del ocio, del arte, de la belleza y la cultura, o debe centrarse exclusivamente en sacar adelante emprendimientos productivos? ¿Y qué hay de la capacidad destructiva del hombre, del daño que podemos hacernos unos a otros y a la Tierra?
¿Cuáles son las instituciones sociales, las reglas del juego, que potencian más a las personas y que garantizan el mejor uso posible de los recursos escasos? ¿Cuáles regulaciones alientan la creación de riqueza, y cuáles la ahuyentan? ¿Los avances tecnológicos, como la inteligencia artificial, nos permitirán liberarnos de la condición de la escasez?
María del Carmen Aceña
Editora invitada
Envío de artículos y reseñas: fecha límite para recepción el 25 de julio de 2025
Fecha tentativa de publicación: enero de 2026
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