Primera llamada: Occidente en crisis / Vol. 8, Núm. 2

2025-02-06

Occidente en crisis

«El genio de la civilización occidental es su singular síntesis de razón y fe. Pero hoy esa síntesis está bajo ataque, desde el Este, por el islam radical (fe sin razón) y desde dentro del mismo Occidente por un agresivo secularismo (razón sin fe).  Es incalculable lo que está en juego». Estas frases encapsulan el mensaje del libro Razón, fe y la lucha por la civilización occidental (2020). 

La observación de Samuel Gregg se ha expresado de mil maneras a lo largo de décadas. Incontables autores identifican ciertas tendencias globales que perciben como un declive, un deterioro o una enfermedad en la economía, la política, la cultura, la demografía, la religión y la moral de los países que tienen sus raíces en la civilización grecorromana, judía y cristiana. Saltan a la vista la baja tasa de fertilidad en la mayoría de países desarrollados, la desintegración familiar, el incremento en adicciones entre jóvenes y adultos, y más. Otros ven el deterioro ambiental, las guerras, la violencia callejera y altas tasas de criminalidad, así como la turbulencia política partidista como muestras de un malestar creciente. Otros notan que las personas poseen una educación menos pulida que en años pasados. Opinan que las obras de arte son de inferior calidad en comparación con la escultura griega, la arquitectura gótica, el arte renacentista y las sinfonías de J. S. Bach y Ludwig Beethoven. Resaltan la erosión de la libertad de expresión, la censura en los medios y el lenguaje tergiversado de la ideología woke. Al «leer los signos de los tiempos», percibimos que somos testigos de cambios tectónicos en Occidente, y algunos de los cambios identificados no constituyen progreso ni contribuyen al bienestar de la comunidad.

Durante una larga conversación entre el youtuber Chris Williamson y el comentarista rusobritánico Konstantin Kisin, Kisin dice que «las sociedades no duran para siempre», refiriéndose a la decandencia que ve a su alrededor en Inglaterra, su patria adoptiva. Kisin se expresa como quien señala algo obvio para la mayoría de los observadores. Hace eco de estudios históricos que comparan la caída de los antiguos imperios maya, chino y romano, con los sucesos recientes. ¿Está cayendo el «imperio» estadounidense, y qué significa «caer»? ¿Cae la antes regia y vanguardista Europa? ¿Cae paralelamente la economía y la cultura de Japón y Corea del Sur? ¿O podría ser que las sociedades modernas atraviesan inevitables ciclos, altibajos y crisis temporales? Alternativamente, ¿fluyen las cosas tal cual, y somos nosotros quienes nos empeñamos en redactar narrativas con un principio, un apogeo y un final? ¿Requerimos nombrar problemas para los cuales luego tenemos que encontrar una solución?

¿Qué ideas y valores están siendo desplazados u olvidados, que merecen ser revalorados y restaurados? Gregg habla de razón y fe unidas, pero ¿qué más? ¿Existe otra forma de expresar la esencia de Occidente? ¿O es esta preocupación una necedad de quienes tienen sensibilidades conservadoras, o idealizan el pasado, o temen el cambio? ¿Existen unos referentes, unas conductas mínimas, un marco jurídico y moral, que es imprescindible para curar las enfermedades que aquejan a la civilización occidental en el siglo XXI?

Para muchos, el experimento republicano en Estados Unidos se volvió un faro para el mundo porque atinó en integrar los elementos conducentes a una convivencia armónica en libertad. Llegaron al Nuevo Mundo personas valientes y aventureras, con un gran deseo por la libertad y con temor de Dios. Entre ellos figuraron un puñado de hombres inteligentes y estudiados quienes, el 4 de julio, hace 250 años, declararon su independencia frente al reino inglés. Redactaron una declaración de independencia y documentos fundacionales que privilegiaron el respeto a las libertades individuales, económicas, sociales y religiosas, así como una estructura gubernamental tendente a la alternancia pacífica del poder. ¿Cuáles son las ideas clave en el pensamiento de los padres fundadores, y en qué lecturas buscaron inspiración: Catón, Aristóteles, Virgilio, la Biblia, y los intelectuales asociados a la escuela de Salamanca y de la ilustración escocesa? ¿Cómo se relaciona esta vivencia con la del mundo ibérico o hispano, y cuáles son los puntos de encuentro entre estas dos tradiciones? ¿Cuáles son esos valores que permiten a las personas cooperar unas con otras, y vivir en libertad y en paz?

Este número también busca discernir sobre qué bases se puede construir una renovada integración cultural, política o económica de Hispanoamérica sobre principios que abracen la prosperidad y el florecimiento humano y que reconozcan ese legado de la civilización occidental basados en la libertad, la fe y la razón. Una razón que reconozca la importancia del respeto a la fe y a la libertad y a nuestro legado cultural hispano y occidental. Una razón que no derive en utopías totalitarias que la destruyan, bajo falsos principios globalizantes o totalitarios que buscan imponer realidades culturales ajenas o ideologías aparentemente occidentales pero que son corrupciones del racionalismo, como el materialismo dialéctico, el marxismo, las teorías de la superioridad racial o cultural o el respeto a fanatismos religiosos o políticos donde hay ausencia de razón y solo sentimentalismo o extremismo bajo un falso entendimiento de la tolerancia. Una integración que promueva una mayor libertad de comercio y no un mercantilismo regional, y por sobre todo, una integración que fomente no solo la excelencia cultural sino también el desarrollo económico que saque de la pobreza a sus habitantes y ponga en la delantera de la innovación y la integración mundial a la región.

En ediciones pasadas, la revista Fe y Libertad ha explorado la diferencia entre la antigüedad y la modernidad en su abordaje de la vida, los aportes de la escuela de Salamanca, los procesos de independencia de América Latina, la narrativa histórica, el florecimiento humano, la moralidad y los mercados, y más. Esta edición pretende construir sobre las ediciones pasadas y arrojar luz sobre el siglo XXI y el futuro, mediante una exploración de las raíces filosóficas y teológicas, ideas, mentalidades e instituciones económicas y jurídicas que definen lo que es un Occidente sano. Es importante identificar cuáles son los elementos de nuestra civilización que debemos atesorar y preservar. Buscamos artículos que propongan acciones para recuperar terreno en aquellas áreas en las que se ha retrocedido, como, por ejemplo, en la valoración de la familia, la práctica religiosa o el desconocimiento o desprecio de nuestras raíces culturales y cómo hemos de lidiar con el cambio inevitable.

 

Rómulo López

Editor invitado, Vol. 8, Núm. 2

 

Envío de artículos y reseñas: fecha límite para recepción el 23 de mayo de 2025

Fecha tentativa de publicación: enero de 2026

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