Individualismo cultural


Cultural Individualism

David Emanuel Andersson

National Sun Yat-sen University

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Resumen: El individualismo cultural denota una cultura donde los individuos se consideran principalmente como personas autónomas y autodirigidas, en lugar de como miembros de grupos que persiguen objetivos compartidos. Una cultura individualista surgió por primera vez en Europa occidental en la Edad Media, como resultado de ciertas políticas de la Iglesia occidental medieval. Esta cultura facilitó la división del trabajo y el crecimiento del comercio desde finales de la Edad Media en adelante y creó una cultura occidental distintiva. En el siglo XX, investigadores empíricos como Geert Hofstede y Ronald Inglehart confirmaron clústeres culturales relacionados de valores como el «individualismo» y los «valores emancipadores». Investigaciones recientes indican que el individualismo cultural no es un fenómeno estático. Se correlaciona con medidas de desarrollo económico, como el PIB per cápita. La forma normal en que los valores culturales cambian con el tiempo es a través del reemplazo de cohortes. Aunque Europa occidental, América del Norte y Australasia todavía exhiben los niveles más altos de individualismo, otras regiones los están alcanzando, notablemente algunas partes de Asia oriental, Europa del Este y América Latina. Una nueva medida del individualismo cultural muestra una fuerte asociación positiva con varias medidas de desempeño de la sociedad creativa, notablemente las publicaciones científicas y las citas per cápita.

Palabras clave: individualismo cultural, Edad Media, Iglesia católica romana, cultura occidental, Hofstede, Inglehart, reemplazo de cohortes, sociedad creativa, ciencia, globalización.

Abstract: Cultural individualism denotes a culture where individuals regard themselves primarily as autonomous self-directed persons, rather than as members of in-groups pursuing shared aims. An individualistic culture first arose in Western Europe in the Middle Ages, as a result of certain policies of the medieval Western Church. This culture facilitated the division of labour and the growth of trade from the late Middle Ages onwards and created a distinctive Western culture. In the twentieth century, empirical researchers such as Geert Hofstede and Ronald Inglehart confirmed related cultural clusters of values such as “individualism” and “emancipative values.” Recent research indicates that cultural individualism is not a static phenomenon. It correlates with measures of economic development, such as GDP per capita. The normal way in which cultural values change over time is through cohort replacement. Though Western Europe, North America, and Australasia still exhibit the highest levels of individualism, other regions are catching up, notably some parts of East Asia, Eastern Europe, and Latin America. A new measure of cultural individualism exhibits a strong positive association with several Creative Society performance measures, notably scientific publications and citations per capita.

Keywords: cultural individualism, Middle Ages, Roman Catholic Church, Western culture, Hofstede, Inglehart, cohort replacement, creative society, globalization.

Introducción

La psicóloga social Teresa Amabile ha sugerido que los padres tienen más probabilidades de cultivar la creatividad en un niño si lo tratan como un individuo único en lugar de alguien que debe crecer para llenar un rol social predeterminado (Amabile, 1983). Esta recomendación alude a las diferencias culturales. Un contraste frecuentemente mencionado es entre un Occidente individualista y un Oriente colectivista, aunque la investigación empírica muestra que esto es una simplificación excesiva. Aún así, señala una fuente clave de diferenciación cultural. El psicólogo intercultural Harry Triandis (1993) se refirió al individualismo y al colectivismo como «síndromes culturales». Un término como el individualismo se convierte entonces en un resumen abreviado de un conjunto interconectado de valores y comportamientos relacionados.

Ha habido muchos intentos de clasificar y medir diferentes aspectos de la cultura en varios niveles de agregación, que van desde pequeñas organizaciones hasta civilizaciones continentales. Otros estudiosos se han preocupado más por el origen de una cultura o su ritmo de cambio. En estas páginas, proporciono una visión general de una explicación inusualmente rigurosa del origen de las diferencias culturales antes de pasar a tres marcos empíricos influyentes para pensar sobre las diferencias culturales y el cambio cultural. Luego aplico uno de estos marcos a un análisis empírico exploratorio de la relación entre el individualismo cultural y cuatro indicadores cuantitativos de la sociedad creativa.

Un tema recurrente en la literatura sobre individualismo y colectivismo es cómo los valores culturales moldean los pensamientos y el uso del lenguaje. Uno de los síntomas es el contraste entre la preferencia del individualista por usar las palabras «yo», «me», mi» y «mío» en contraste con las preferidas por los colectivistas «nosotros», «nos» y «nuestro». Un individualista no hace una clara distinción entre su grupo interno (nosotros) y el grupo externo (ellos) más allá del mínimo que se refiere a los miembros de su familia nuclear. El mundo del individualista es un mundo de más vínculos interpersonales débiles y menos lazos fuertes que el del colectivista.

Según Triandis, la persona más individualista es aquella que se ve a sí misma no solo como independiente, sino también diferente de los demás. El extremo del opuesto, el colectivismo, sería la percepción de uno mismo no solo como interdependiente, sino también similar a los demás o, en otras palabras, reemplazable (Triandis, 1993). Estos valores y percepciones reflejan numerosos fenómenos socioeconómicos y políticos que van desde las estructuras familiares hasta el papel y la legitimación del Estado nación.

En el nivel más profundo, la cultura —incluido el individualismo cultural—, consiste en los valores y reglas estables que motivan a individuos y grupos a actuar en la búsqueda de objetivos que les parecen importantes (Hofstede et al. 2010). La mayoría de estos valores parecen naturales y obvios para quienes los encarnan, y por lo tanto no los han elegido conscientemente. Los valores individualistas son, con pocas excepciones, el resultado de procesos evolutivos culturales que operan en una escala de tiempo lenta. Podemos afirmar, por lo tanto, que desde una perspectiva intergeneracional, el individualismo resulta de un proceso colectivo.

Los valores motivan a las personas, y las reglas rigen su comportamiento. Las reglas culturales son un subconjunto de los valores culturales en el ámbito interpersonal. Pero la mayoría de las veces, las personas no son conscientes de que aplican tales reglas. La cultura de uno es principalmente conocimiento tácito en el sentido en que Michael Polanyi (1966) utilizó el término. Podemos saber cómo caminar y hablar en uno o más idiomas, pero no sabemos cómo lo hacemos. De manera similar, sabemos qué pensamientos y acciones parecen naturales y apropiados en nuestro entorno familiar, pero no sabemos por qué es así. Nuestra mente solo puede pensar explícitamente en una pequeña fracción de lo que hacemos o de las reglas que aplicamos.

Friedrich Hayek explicó cómo nuestro comportamiento depende más del conocimiento inconsciente que del consciente y que hemos heredado gran parte de este conocimiento inconsciente de las tradiciones y prácticas culturales. En un ensayo titulado «Reglas, percepción e inteligibilidad» Hayek escribió que si todo lo que podemos expresar es inteligible para los demás solo porque su estructura mental está gobernada por las mismas reglas que las nuestras, parecería que estas reglas en sí mismas nunca pueden ser comunicadas. Esto parece implicar que, en cierto sentido, siempre sabemos no solo más de lo que podemos expresar deliberadamente, sino también más de lo que podemos ser conscientes o probar deliberadamente; y que mucho de lo que hacemos con éxito depende de presuposiciones que están fuera del alcance de lo que podemos expresar o reflexionar. Esta aplicación a todo pensamiento consciente de lo que parece obviamente verdadero parece seguir del hecho de que tal pensamiento debe ser dirigido por reglas que a su vez no pueden ser conscientes —por un mecanismo supraconsciente que opera sobre el contenido de la conciencia pero que no puede ser consciente en sí mismo— (Hayek, 1963).

Las implicaciones de tener en cuenta las limitaciones cognitivas de la mente humana son de gran alcance. Aunque podemos cuestionar ideas, reglas o hábitos específicos, en el mejor de los casos, podemos cuestionar un pequeño subconjunto de la totalidad mientras (inconscientemente) continuamos practicando el resto. La mayor parte de una cultura, por lo tanto, se refuerza espontáneamente a través de las acciones no reflexivas de los individuos que constituyen colectivamente la cultura. El proceso de reproducción cultural ocurre durante la infancia y la adolescencia, cuando los padres, parientes, maestros y compañeros de clase transfieren valores, reglas y hábitos culturales. Inicialmente, los niños son aún menos capaces de reflexionar sobre su recién descubierto mundo humano que los adultos. Por lo tanto, la deliberación no interfiere con la adquisición de habilidades. El aprendizaje cultural es similar al aprendizaje de un idioma: avanza sin esfuerzo en la primera infancia pero es más difícil para los adultos. Y el lenguaje y la cultura a menudo están entrelazados. La competencia lingüística es una habilidad, pero la competencia en un idioma y su cultura asociada es un conjunto complejo de habilidades interrelacionadas.

El auge del individualismo cultural a partir de comienzos colectivistas

El antropólogo Joseph Henrich ha descrito la cultura de la «prosocialidad individualista» que define gran parte de Europa y América del Norte como extrema e inusual desde una perspectiva global o histórica. Él llama a esta cultura WEIRD, un acrónimo de Western, educated, industrialized, rich, and democratic [occidental, educada, industrializada, rica y democrática] (Henrich, 2020).

La mayoría de los relatos anteriores sobre el ascenso de la cultura occidental a su posición dominante en el segundo milenio d. C. hipotetizaban que los factores clave eran el clima, las condiciones agrícolas o la proximidad a las vías fluviales.1 Henrich, por el contrario, identifica el Programa de Matrimonio y Familia (PMF) de la Iglesia occidental medieval como la causa subyacente de por qué la cultura occidental se volvió cada vez más individualista después del siglo VI d. C.

El punto de partida es que casi todas las culturas que podemos observar están (o estaban) basadas en la agricultura. El surgimiento de la agricultura favoreció grupos más grandes que los que eran comunes entre los cazadores-recolectores. Los grupos más grandes podían organizar una producción más compleja, beneficiarse de la división del trabajo dentro del grupo y defender sus reclamos territoriales contra los vecinos.

Los grupos más grandes se volvían más cohesivos si desarrollaban fuertes lazos familiares, lo que los antropólogos llaman «alta intensidad de parentesco». Ejemplos de factores que aumentan la intensidad de parentesco incluyen el matrimonio entre primos, la poligamia, los hogares con familias extendidas y la organización de las familias en linajes. Una aldea agrícola con alta intensidad de parentesco cultiva una red social densa, estrecha e interdependiente. Su cultura reflejará la alta integración de los aldeanos. Tales redes promueven rasgos culturales como la lealtad y solidaridad con el grupo, el conformismo, la obediencia a los mayores, la conciencia holístico-relacional, el nepotismo y una moralidad contextual y específica de las relaciones. Al mismo tiempo, desalientan rasgos como el individualismo, la independencia, el pensamiento analítico, la imparcialidad, los principios morales universales y la confianza interpersonal que va más allá del grupo.

En el siglo V d. C., Europa tenía altas intensidades de parentesco y no difería mucho de otros continentes. Podemos considerar esta cultura como un sistema adecuado de supervivencia en una economía de estado estacionario. Sin embargo, se rebeló contra los principios de la Iglesia ascendente, que abogaba por principios éticos universales arraigados en el monoteísmo.

El evento decisivo fue el Sínodo de Agde en el año 506 d. C., que resultó en la primera iteración del PMF. Esta versión prohibió el matrimonio entre primos segundos, el matrimonio con parientes políticos, el matrimonio con suegros, la poligamia y el concubinato. También fomentó el matrimonio por elección y la residencia neolocal (hogares de familias nucleares), y trató la descendencia como bilateral en lugar de patrilineal. La Iglesia endureció la aplicación de esta política con el tiempo, y las prohibiciones se extendieron al matrimonio entre primos de sexto grado para el siglo XI. Un efecto fue que muchos europeos occidentales tuvieron que aventurarse fuera de sus localidades de origen en busca de un cónyuge elegible. La aplicación de la ley fue rigurosa en el Imperio carolingio, que abarcaba la actual Francia, el oeste de Alemania, los Países Bajos, Suiza y el norte de Italia.

Henrich hipotetizó que el PMF no solo debilitaría los lazos dentro de las familias extendidas. También promovería el individualismo, las conexiones con no parientes y las normas de comportamiento impersonales. La cadena de causalidad propuesta es que la duración de la exposición ancestral a la Iglesia católica romana desde el año 500 hasta el 1500 redujo las intensidades de parentesco, lo que tuvo repercusiones a largo plazo en la cultura, como un mayor nivel de individualismo, menos conformismo y una mayor adherencia a normas imparciales.

En un artículo fundamental en Science de 2019, Henrich y su equipo presentaron un análisis riguroso multinivel de los efectos de la exposición a la Iglesia medieval sobre la intensidad del parentesco preindustrial y las medidas actuales de individualismo y adherencia a normas universales (Schulz et al., 2019). Probaron sus hipótesis a nivel de Estados nación, regiones subnacionales europeas e inmigrantes de segunda generación individuales en varios países europeos. Para esto, utilizaron 24 medidas de cultura individualista-impersonal, como la dimensión de individualismo de Hofstede (Hofstede et al., 2010), medidas de creatividad, obediencia y confianza del World Values Survey,2 la medida de conformidad de Asch3 y la proporción de diplomáticos de la ONU de diferentes países que pagan sus multas de estacionamiento en la ciudad de Nueva York.4

Los resultados fueron sorprendentes. Quince de las diecisiete medidas a nivel nacional de individualismo o imparcialidad prosocial se correlacionaron a un nivel estadísticamente significativo (p < 0.05) con la exposición ancestral a la Iglesia católica medieval. Todas las correlaciones fueron positivas, como se esperaba. De manera similar, prevalecieron fuertes correlaciones entre las medidas culturales, las intensidades de parentesco y las tasas de matrimonio entre primos.

Por otro lado, la Iglesia oriental introdujo reglas matrimoniales similares, pero los sacerdotes, en su mayoría, ignoraron las violaciones. Los resultados fueron similares pero más débiles. El individualismo de las poblaciones históricamente ortodoxas es, por lo tanto, intermedio entre el Occidente católico o protestante y el resto del mundo.

Como segundo paso, el equipo de Henrich estimó regresiones para las variables culturales, controlando factores geográficos explicativos hipotéticos como la idoneidad agrícola, la latitud, la distancia a las vías fluviales y el relieve accidentado. La exposición ancestral a la Iglesia occidental se mantuvo significativa en todos los casos excepto en uno. Las regresiones regionales subnacionales adicionales revelaron efectos similares de la exposición a la Iglesia en las variables culturales.

El análisis de los inmigrantes de segunda generación en los países europeos volvió a apuntar hacia la misma conclusión. Aquellos cuyas madres provenían de países con una exposición ancestral sustancial a la Iglesia occidental eran más individualistas y prosociales. En este caso, sin embargo, la exposición ancestral a la Iglesia oriental tuvo efectos igualmente significativos. Sin embargo, debemos señalar que tales efectos solo se transmiten parcialmente de manera intergeneracional dentro de las familias. Para la tercera generación, los valores promedio de los inmigrantes tienden a converger hacia los promedios de la población general en el país de destino.5

Los efectos de la Iglesia occidental medieval en la intensidad del parentesco y la cultura no solo fueron estadísticamente significativos, sino también sustanciales. Por ejemplo, aumentar la exposición a la Iglesia en quinientos años se asoció con una disminución del 91 % en las tasas de matrimonio entre primos.

La geografía de estos fenómenos es sorprendentemente coherente. La máxima exposición a la Iglesia occidental (mil años) a nivel de naciones modernas se encuentra en Bélgica, Francia y Suiza. El área con al menos cierta exposición ancestral abarca toda Europa, excepto el sur de los Balcanes y Rusia. También abarca la mayor parte de las Américas y Oceanía.

De manera similar, las áreas con el nivel más bajo de intensidad de parentesco preindustrial incluyen toda Europa, excepto partes de los Balcanes, Finlandia y Ucrania. También incluye áreas no europeas con una inmigración europea sustancial. En Asia, tres ejemplos sorprendentes que combinan la falta de exposición a la Iglesia medieval con una baja intensidad de parentesco preindustrial son Japón, Filipinas y Tailandia. El resto de África y Asia exhibe intensidades de parentesco medianas o altas, con el nivel más alto en un área contigua que se extiende de oeste a este desde Argelia hasta Afganistán. En otras palabras, el corazón del Islam tiene los niveles más altos de intensidad de parentesco, incluyendo, en algunos casos, el matrimonio entre primos como mayoría.

La Iglesia católica romana se volvió menos estricta con respecto a su PMF con el tiempo y ha reconocido la validez de los matrimonios entre primos segundos desde 1983. Después de la Reforma, las iglesias protestantes rechazaron la mayor parte de la PMF católica por considerarla inconsistente con las enseñanzas bíblicas. Pero esto no llevó a un aumento en los matrimonios entre primos en países como los Países Bajos o Escocia. La gente siguió casándose con parejas biológicamente distantes.

Esta regularidad empírica refuerza el punto hayekiano mencionado en la introducción de este capítulo de que la mayor parte de la cultura de uno es tácita y no se reflexiona sobre ella. Si ya es un hábito cultural interactuar con personas fuera del círculo familiar extendido, y si no hay una distinción firme entre el grupo de pertenencia y el grupo externo, se vuelve poco probable que los primos hermanos o segundos se casen. La ausencia de impedimentos legales o religiosos tendrá poco efecto. Se ha convertido en parte de la cultura tácita o profunda interactuar con otros sin importar su familia, clan o linaje.

Pero la transición de una sociedad de familias extensas cohesivas a una donde era común que los no parientes interactuaran fue el requisito previo para el posterior desarrollo de las sociedades WEIRD, según Henrich. Más tarde dio lugar a ciudades con mercados impersonales y facilitó el desarrollo de sistemas legales con derechos de propiedad individual como su base. La ruptura de las estructuras de parentesco fue el primer paso hacia el individualismo cultural del siglo XXI, basado en normas universales e instituciones legales imparciales.

El PMF dio a los europeos y sus descendientes en otras partes del mundo una ventaja temprana que facilitó el desarrollo económico y la reestructuración durante la primera revolución logística en el siglo XII.6 Aún así, el PMF no es una condición necesaria para aumentar el individualismo o el desarrollo económico. Aunque los 25 países más individualistas culturalmente son todos occidentales, Japón está cerca del nivel estonio. Taiwán y Corea del Sur son culturalmente tan individualistas como Argentina, el país del hemisferio occidental con la segunda mayor exposición ancestral a la Iglesia medieval (Schulz et al., 2019). Como mostraré en la siguiente sección, los valores culturales cambian en respuesta al desarrollo económico.

Un alto nivel de individualismo político puede compensar un bajo nivel de individualismo cultural y viceversa. El obstáculo para los reformadores en sociedades culturalmente colectivistas es la corrupción en los sistemas legales y políticos, que es una propensión conductual natural en culturas donde el bienestar de la familia extendida, el clan o la tribu prevalece sobre la aplicación de una ética universal imparcial. Aun así, algunos países con un punto de partida colectivista han logrado reducir la corrupción incluso más que algunos países occidentales. Japón y Singapur son ejemplos destacados. Es difícil reducir la corrupción, pero no imposible.

Estabilidad y cambio

Los valores y las prácticas culturales son parte de la infraestructura blanda o no material de la sociedad, ya que son relativamente estables y tienen efectos colectivos. Los factores de infraestructura moldean el desarrollo económico a largo plazo.

La infraestructura no es inmutable, pero cambia a un ritmo más lento que las actividades a las que sirven de soporte. Pero la pregunta sigue siendo: ¿qué tan lento es lento?

Hay diferentes puntos de vista sobre la velocidad y la frecuencia del cambio cultural. Una escuela de pensamiento considera la cultura como estable, con Geert Hofstede y Robert Putnam como teóricos influyentes. Hofstede, en su estudio pionero sobre las culturas nacionales, realizó encuestas de entrevistas a empleados de IBM a finales de la década de 1960 y principios de la de 1970 (Hofstede et al., 2010). Debido a la estabilidad de los promedios a nivel nacional, concluyó que no eran necesarias más encuestas y continuó utilizando estos resultados en su investigación hasta su muerte en 2020. En su estudio comparativo sobre el desempeño institucional en el norte y el sur de Italia, Robert Putnam adoptó una suposición similar (Putnam, 1993). Argumentó que una entrega más eficiente de los servicios públicos en el norte de Italia que en el sur refleja el contraste entre el republicanismo cívico y el feudalismo que prevalecía más de 500 años antes.

Lo que estos teóricos tienen en común es que creen que el cambio cultural ocurre, pero que avanza a un ritmo tan lento que es aproximadamente estático. Incluso si el desarrollo económico provoca un aumento del individualismo cultural, como concede Hofstede, estos cambios son menores en comparación con las diferencias entre las culturas nacionales. Por lo tanto, tales diferencias permanecen aproximadamente iguales.

La otra escuela de pensamiento considera que la cultura es estable durante largos períodos. Pero las transformaciones culturales ocurren durante las disrupciones socioeconómicas, como la Revolución Industrial. Ronald Inglehart y Richard Florida se centraron en los cambios culturales durante la reestructuración de una economía industrial a una basada en el conocimiento en el Occidente desarrollado.7 Inglehart dio un paso más al teorizar también sobre los cambios culturales que ocurrieron durante la Revolución Industrial.

Mi opinión es consistente con el enfoque de Inglehart. Sin embargo, dado los hallazgos de Henrich, podemos observar no tres, sino cuatro sistemas culturales. La Tabla 4.1 presenta una visión general de la relación entre ellos.

La teoría del cambio de valores de Inglehart se basa en dos hipótesis: la hipótesis de la escasez y la hipótesis de la socialización. La hipótesis de la escasez sugiere que las prioridades de un individuo reflejan el entorno socioeconómico; se otorga el mayor valor subjetivo a los bienes alcanzables escasos. La hipótesis de socialización es que la relación entre el contexto socioeconómico y las prioridades de valores es un proceso que tarda tiempo en ajustarse. Hay un retraso considerable porque los valores culturales de una persona reflejan las condiciones que prevalecieron durante la infancia y la adolescencia. Los valores permanecen estables después de alcanzar la adultez.

Tabla 4.1

Valores culturales y etapas de desarrollo

Sistema económico

Orientación de valores

Institución clave

Valores clave

Economía agrícola de estado estacionario

Colectivismo

Derechos de propiedad colectiva

Lealtad al grupo, obediencia

Economía agrícola dinámica con ciudades de mercado

Individualismo básico

Derechos de propiedad física individual

Agencia individual, ética universal

Economía industrial

Individualismo intermedio

Instituciones de responsabilidad limitada

Materialismo, logro, motivación

Economía creativa

Individualismo avanzado

Derechos de propiedad intelectual individual

Imaginación, tolerancia de los inconformistas

Los cambios de valores implican cambios en las clasificaciones de prioridades. Los bienes más básicos que son más fáciles de obtener aún se valoran, pero la mayoría de las personas los dan por sentado. La teoría entonces combina las dos hipótesis: las prioridades reflejan escaseces percibidas subjetivamente, que se correlacionan de manera imperfecta con escaseces objetivas. Esta percepción, a su vez, refleja la experiencia vivida durante los años formativos de una persona. La socialización de un individuo refleja tanto las escaseces objetivas como los valores culturales de su grupo de pertenencia, que pueden incluir valores religiosos o ideológicos. La implicación es que el reemplazo de cohortes impulsa cambio de valores.

La primera exploración de Inglehart sobre el cambio de valores en Europa y Norteamérica se centró en la transición del materialismo a postmaterialismo (Inglehart, 1977). Descubrió que los posmaterialistas —definidos como aquellos que seleccionaron «proteger la libertad de expresión» y «dar a la gente más voz en las decisiones gubernamentales importantes» en lugar de «mantener el orden en la nación» y «luchar contra el aumento de precios» como prioridades políticas— eran más comunes entre los jóvenes que entre los encuestados mayores. Estudios posteriores mostraron que la cohorte de nacimiento, más que la edad, estaba asociada con el posmaterialismo y que los porcentajes se mantenían relativamente estables, controlando por el año de nacimiento (Inglehart, 1997).

Inglehart más tarde amplió su estudio a más valores, utilizando análisis factoriales de las respuestas a las preguntas de la Encuesta Mundial de Valores para identificar conjuntos de valores correlacionados. La primera versión de este enfoque utilizó «valores de autoexpresión» como una abreviatura para el nuevo sistema de valores posindustrial. Una versión posterior con Chris Welzel como coinvestigador empleó el término «valores emancipativos» (Welzel e Inglehart, 2006). El índice original de cuatro ítems de posmaterialismo de la década de 1970 es un componente de ambos factores. Desde la perspectiva de las dimensiones culturales de Hofstede, los valores emancipadores se correlacionan positivamente con el individualismo y la indulgencia a nivel nacional y se correlacionan negativamente con la distancia de poder y la evasión de la incertidumbre.

La teoría del cambio de valores de Inglehart postula dos transformaciones radicales. La primera, que coincide con el cambio de una sociedad agrícola a una industrial, se basa en un factor que considera a las autoridades racionales y legales como el opuesto polar de las tradicionales y religiosas. El siguiente cambio, de la sociedad industrial a la posindustrial, ve los valores de autoexpresión/emancipativos como opuestos a los valores protectores. Según Inglehart, este segundo cambio también hizo que muchas personas fueran escépticas de las autoridades racionales y legales asociadas con el industrialismo.

La representación gráfica de los promedios de los países arroja algunas dudas sobre la universalidad de esta secuencia de desarrollo. Diferentes puntos de partida culturales agrupan a los países con la misma tradición religiosa en mayor medida de lo que implican sus niveles de desarrollo económico. Un ejemplo es que los países latinoamericanos históricamente católicos tienen valores más emancipadores que los ortodoxos de Europa del Este o los confucianos de Asia oriental, controlando por el desarrollo económico. Otro ejemplo es que la anglosfera encarna relaciones de autoridad más tradicionales que el noroeste de Europa, que, a su vez, es menos «racional-legal» que el este de Asia. Aunque que los países basados en la agricultura se agrupan cerca del polo tradicional y los posindustriales cerca del polo emancipativo, gran parte de la variación cultural tiene más que ver con el patrimonio cultural que con el desarrollo económico. Inglehart se centró en el cambio cultural, mientras que Hofstede se centró en el patrimonio cultural. Cada uno cuenta parte de la historia, pero una nueva medida que integra las ideas de ambos teóricos llegó más tarde.

Midiendo la cultura

Niveles de agregación

Al discutir las diferencias culturales, los psicólogos interculturales y los científicos políticos utilizan principalmente promedios nacionales en lugar de promedios subnacionales o socioeconómicos. La razón de esto es evidencial más que deductiva.

Un artículo de revista de 2021 con Chris Welzel como uno de los tres coautores mostró que el nivel nacional explica la mayor parte de la variabilidad en los valores culturales. Las zonas culturales como América Latina o el Asia Oriental confuciana ofrecen el segundo mejor nivel de agregación (Akaliyski et al., 2021). Los autores consideraban al Estado nación como un campo gravitacional, donde las desviaciones individuales crecientes de los valores promedio conducen a una mayor tensión y una mayor probabilidad de ostracismo.

Aún así, había una gran cantidad de variabilidad individual, con el nivel nacional explicando el 31.5 % de la varianza en las puntuaciones individuales sobre los valores emancipatorios, uno de los principales indicadores de la posindustrialización utilizados por Inglehart y Welzel. Agregar religión, idioma y etnicidad resultó en no más de un 2.5 % de mejora en la predicción de los promedios grupales. Ocho variables socioeconómicas adicionales a nivel individual —como ingresos, educación y tipo de asentamiento— produjeron un 4.3 % de poder explicativo. Así, el 61.8 % de la variación en los valores emancipativos individuales se debió a desviaciones individuales de la combinación nacional y media socioeconómica. Pero los promedios se asemejaban a centros de gravedad con una distribución de individuos cuya densidad disminuía constantemente a medida que aumentaba la «distancia de valor» desde el centro.

En este contexto, los valores emancipadores constituyen un factor que se encuentra entre los mejores para distinguir las etapas de desarrollo entre sí. Incluye 12 preguntas de la Encuesta Mundial de Valores: si la independencia y la imaginación son rasgos importantes para fomentar en los niños, mientras que la obediencia no lo es; si las mujeres deben tener las mismas oportunidades que los hombres para seguir una carrera, ocupar posiciones de liderazgo o recibir educación; si la sociedad debe tolerar el aborto, la homosexualidad y el divorcio; y si la libertad de expresión y la democratización a nivel nacional y local son prioridades en la vida política.

Para estudiar la variación transnacional e intranacional con más detalle, los autores examinaron cinco grandes países en diferentes zonas culturales: Alemania (Europa protestante), Estados Unidos (anglosfera), Brasil (América Latina), China (Asia Oriental confuciana) y Nigeria (África subsahariana). Usando un gráfico bidimensional que traza los valores emancipativos contra los valores seculares (otro constructo multivariable) para 12 descomposiciones demográficas, socioeconómicas o espaciales dentro de cada país, resultó en casi ninguna superposición entre los seis países. Las excepciones fueron algunos pequeños solapamientos entre regiones en Alemania y los Estados Unidos, así como entre los Estados Unidos y Brasil. Los índices promedio de valores emancipativos en Massachusetts y Colorado estaban dentro del margen de error de los estados alemanes de Sajonia-Anhalt y Brandeburgo, respectivamente. Texas se encontraba dentro del margen de error del estado brasileño de Santa Catarina.

Por el contrario, otras descomposiciones hicieron poca diferencia. Por ejemplo, los estadounidenses blancos, negros e hispanos eran aproximadamente igualmente emancipadores y seculares en promedio. Los tres grupos eran, en promedio, notablemente menos emancipativos que los alemanes pero más que los brasileños. Los ingresos, la educación, la edad, el sexo y la identificación política produjeron diferencias dentro del país tan pequeñas como la raza y la etnicidad en relación con los efectos entre países. Todos los grupos de brasileños eran más emancipadores que todos los grupos de chinos. Y todos los grupos chinos eran más emancipadores que todos los grupos nigerianos. La única característica unificadora entre estos cinco países era que los no religiosos obtuvieron puntuaciones más altas en valores seculares que los católicos romanos, protestantes o musulmanes. En esta dimensión, los creyentes religiosos de diferentes países eran más similares entre sí que a los grupos no religiosos o ateos del mismo país. Sin embargo, esta similitud no se extiende a los valores que no abordan la dimensión religiosa-secular. La evidencia general, por lo tanto, apunta hacia el estudio de las culturas nacionales o de las zonas culturales supranacionales.8

Medida estática del individualismo de Hofstede

El psicólogo social Geert Hofstede inició el primer intento consistente de medir el individualismo a nivel nacional a finales de la década de 1960. El método fue ingenioso; controló los efectos de los valores organizacionales entrevistando únicamente a empleados de IBM, que era conocida por su cultura corporativa distintiva. Realizó encuestas entre 1967 y 1973 y pasó el resto de su vida analizando la base de datos resultante, que incluía a 117 000 empleados de IBM en 72 países.

El método de Hofstede fue inductivo, utilizando el análisis factorial para identificar grupos de respuestas correlacionadas a preguntas predeterminadas. En sus estudios iniciales, Hofstede identificó cuatro dimensiones culturales: individualismo, distancia de poder, evasión de la incertidumbre y masculinidad. En la década de 1980 y posteriormente, amplió el marco a dos dimensiones más: orientación a largo plazo e indulgencia.9

Las preguntas se centraron en cuestiones relacionadas con el trabajo, a diferencia de otras encuestas transculturales sobre valores. Las dimensiones culturales de Hofstede se han vuelto populares en las escuelas de negocios, particularmente en los departamentos de gestión de recursos humanos.

El individualismo se ha convertido en la dimensión más analizada. Tiene el mayor poder predictivo en relación con la mayoría de los indicadores de desarrollo socioeconómico.10 Según Hofstede, el individualismo se refiere al poder y la extensión del grupo de pertenencia de una persona. En una sociedad individualista, los individuos tienen lazos débiles entre sí. Se cuidan a sí mismos y a su familia nuclear. Por el contrario, una sociedad colectivista integra a los individuos desde el nacimiento en grupos internos fuertes y cohesivos. Estos grupos internos protegen a sus miembros a cambio de lealtad incondicional. Al igual que con Henrich, el grupo interno típico es una familia extensa, una comunidad basada en linajes o un pequeño asentamiento tribal.

El factor de individualismo de Hofstede consiste en seis valores relacionados con el trabajo. Los valores individualistas (aquellos con cargas factoriales positivas) incluyen priorizar el tiempo personal, la autonomía en el trabajo y un sentido personal de logro. Los valores colectivistas son los programas de formación, la condición física del lugar de trabajo y la adecuación entre habilidades y tareas. Según Hofstede, los tres valores individualistas apuntan a la independencia de la organización, mientras que los colectivistas apuntan a la dependencia. Sostuvo que estos valores son buenos indicadores de individualismo o colectivismo en otros ámbitos de la vida. En las encuestas de IBM, Estados Unidos, Australia y Gran Bretaña obtuvieron las puntuaciones más altas, mientras que Panamá, Ecuador y Guatemala se situaron en el extremo colectivista del espectro.

Combinando Hofstede e Inglehart: Beugelsdijk y Welzel

En un artículo innovador en el Journal of Cross-Cultural Psychology, Sjoerd Beugelsdijk y Chris Welzel combinaron el enfoque dimensional de Hofstede con dinámicas basadas en el reemplazo de cohortes propuesto por Inglehart (Beugelsdijk y Welzel, 2018a).

Criticaron a Hofstede por presumir una noción de cultura demasiado estable y sobreestimar el número de dimensiones. También criticaron la separación del individualismo y la distancia de poder en diferentes dimensiones. Aunque Hofstede concedió que tiende a haber una alta correlación empírica negativa entre las dos dimensiones, las consideró conceptualmente distintas (Hofstede et al. 2010). Un contraargumento común es que las familias extensas permiten una estructura jerárquica más compleja que las familias nucleares, que tienden a comprender dos niveles (padres e hijos menores de edad). Por lo tanto, el grupo colectivista socializa a los niños para que perciban el mundo social como una estructura jerárquica compleja, lo que implica una mayor distancia de poder y una mayor desigualdad social que de otro modo (Minkov et al., 2017).

Por otro lado, Beugelsdijk y Welzel criticaron a Inglehart por reducir la cultura a dos dimensiones mal especificadas, argumentando que Inglehart no siguió la práctica establecida de permitir que los criterios estadísticos determinaran el número de factores. Pero coincidieron con el enfoque de cohortes de Inglehart y dividieron sus muestras nacionales en cinco cohortes de nacimiento desde 1900 hasta 2000.

Beugelsdijk y Welzel utilizaron criterios estadísticos convencionales para aislar tres dimensiones culturales en lugar de las seis de Hofstede o las dos de Inglehart. Los llaman colectivismo-individualismo, deber-alegría y desconfianza-confianza. En este marco, el colectivismo y el deber son adaptativos a las presiones existenciales, mientras que el individualismo y la alegría son adaptativos a las oportunidades existenciales. Así, los valores culturales subjetivos van desde el cierre preventivo, que implica uniformidad, disciplina, jerarquía y autoridad, hasta la apertura promotora, que implica diversidad, creatividad, libertad y autonomía.

Aplicando la teoría dinámica del cambio de valores de Inglehart, predijeron que el desarrollo económico fomentaría un cambio hacia un mayor individualismo y una mayor alegría. Siguiendo a Hofstede, hipotetizaron que una porción sustancial de la variación intercultural refleja los efectos duraderos de fuentes históricamente remotas.

Para medir la medida en que sus dimensiones son estables a lo largo del tiempo, ellos —al igual que Inglehart— utilizaron la Encuesta Mundial de Valores (WVS), que abarcó a 495 000 encuestados en 110 países desde 1981 hasta 2014. El punto de partida para construir una nueva medida de individualismo que pudiera sustituir tanto las dimensiones de individualismo como de distancia de poder de Hofstede fue encontrar preguntas del WVS que se correlacionaran con las medidas de Hofstede.

Cinco variables del WVS tuvieron correlaciones sustanciales por pares con la dimensión de individualismo de Hofstede, que oscilaron entre r = 0.57 y r = 0.66. Las correlaciones entre estas variables y la dimensión de distancia de poder variaron de r = −0.47 a r = −0.63, lo que implica que la nueva medida de individualismo también es una medida de distancia de poder. La nueva medida de cinco ítems es más general y no se preocupa por las condiciones laborales. Mide el individualismo y la distancia de poder tanto en relación con el círculo cercano de familia y amigos como con las instituciones sociales. Por lo tanto, un mayor individualismo implica valores más altos en las siguientes cinco variables:

1. La proporción de encuestados que no están de acuerdo con la afirmación de que «uno de los principales objetivos en la vida es hacer sentir orgullosos a los padres».

2. El grado en que los encuestados piensan que la propiedad privada de los negocios debería aumentar.


3. La fracción de encuestados que piensa que los empleadores no deberían discriminar a favor de los nacionales sobre los extranjeros «cuando los empleos son escasos».

4. El grado en que los encuestados toleran la homosexualidad.


5. El grado en que los encuestados toleran el aborto.

La nueva medida captura varios aspectos del individualismo, mejor entendidos como la defensa de la elección individual sobre la colectiva, lo que implica un dominio privado más amplio.

La primera variable captura la cohesión familiar y mide hasta qué punto los adultos se consideran autónomos de sus padres al elegir qué educación, carrera o pareja potencial escoger. La variables dos y tres capturan el individualismo económico, reflejando la valoración de una economía de empresa privada donde las personas son contratadas en función del mérito en lugar de la pertenencia a un grupo. Las cuarta y quinta variables reflejan la autonomía sexual y, en estos casos, también la religión como una elección individual en lugar de colectiva. La mayoría de los católicos romanos y muchos protestantes ven el aborto como un pecado, mientras que los musulmanes tienen una opinión particularmente negativa sobre la homosexualidad. Pero para un individualista de cualquier inclinación religiosa o no religiosa, las elecciones religiosas y sexuales son individuales.11 Aunque está correlacionado con la medida de Hofstede, la nueva medida de individualismo es así más amplia y abarca valores económicos, familiares, religiosos y sexuales. La Tabla 4.2 clasifica 100 países según el colectivismo-individualismo de Beugelsdijk-Welzel.

El ranking general es similar pero no idéntico al ranking de Hofstede. Los países anglófonos se clasifican un poco más abajo, mientras que los nórdicos se clasifican un poco más arriba. Los otros países en el primer cuartil comprenden casi toda Europa occidental, cuatro países exsocialistas históricamente protestantes o católicos: Eslovenia, Chequia, Estonia y Letonia, y un país sudamericano (Uruguay).

Irlanda y Polonia obtienen puntuaciones sorprendentemente bajas a la luz de los resultados de Hofstede. Una posible razón es que las elecciones religiosas —y, por lo tanto, sexuales— han sido una característica definitoria de la nacionalidad en lugar de una preocupación individual. La Iglesia católica romana ha simbolizado durante mucho tiempo la oposición a Gran Bretaña en Irlanda, mientras que en Polonia, la Iglesia desempeñó un papel crucial en la oposición al comunismo soviético. Sin embargo, un análisis detallado de los datos muestra que el individualismo ha ido en aumento en Irlanda, de modo que, para 2020, era similar al de otros países de Europa occidental (el aborto y la homosexualidad no son tan controvertidos como a principios de la década de 1980). Además, los encuestados irlandeses se encuentran entre los más firmes defensores de la propiedad privada sobre la pública, junto con los encuestados de Nueva Zelanda, Suiza y Estados Unidos.

La diferencia más notable, sin embargo, se refiere a los países asiáticos más avanzados económicamente. En 1970, Hofstede descubrió que Japón era menos colectivista que el resto de Asia. En el período de 1981 a 2014, las economías de los cuatro tigres asiáticos (Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur y Singapur) se unieron a Japón como los únicos países sin un legado occidental que se clasificaron por encima de la media. Los cuatro tigres asiáticos estuvieron entre los puntajes de individualismo más bajos del mundo en la encuesta de Hofstede. El cambio dramático es probablemente un efecto de su rápida reestructuración económica, alejándose de la agricultura y los trabajos manuales hacia niveles más altos de educación y una estructura ocupacional intensiva en conocimiento. El relativamente alto nivel de individualismo en Hong Kong también puede explicar por qué una gran parte de la población participó en las protestas de 2019 contra la toma de control comunista de facto de Hong Kong. (La Tabla A.1 en el apéndice presenta el índice general de individualismo (Overall Individualism Index, OII), que es un ranking que combina el individualismo cultural de la Tabla 4.2 con el individualismo político medido por el índice de libertad humana del Instituto Fraser. La mayoría de los países tienen clasificaciones similares en la Tabla A.1 y la Tabla 4.2. Hubo dos discrepancias importantes en y alrededor de la segunda década del siglo XXI: Rusia ocupó el puesto 34 de 100 países en individualismo cultural, pero el puesto 62 en el OII. De manera similar, China ocupó el puesto 52 en individualismo cultural, pero el puesto 80 en el OII. Por el contrario, Japón y los cuatro tigres asiáticos se clasificaron más alto en el OII que en el índice de individualismo cultural, con Taiwán avanzando once posiciones del puesto 40 al 29).

Tabla 4.2

Colectivismo-individualismo de Beugelsdijk y Welzel, 1981–2014, 100 países

Q1

Q2

Q3

Q4

Rango

País

Rango

País

Rango

País

Rango

País

1

Suecia

26

Japón

51

Polonia

76

Kirguistán

2

Dinamarca

27

Eslovaquia

52

China

77

Burkina Faso

3

Países Bajos

28

Bulgaria

53

México

78

Uganda

4

Noruega

29

Hungría

54

Moldavia

79

Trinidad

5

Finlandia

30

Croacia

55

Armenia

80

Ecuador

6

Luxemburgo

31

Bielorrusia

56

R. Dominicana

81

Arabia Saudita

7

Francia

32

Portugal

57

Brasil

82

Venezuela

8

Suiza

33

Serbia

58

Zambia

83

Irán

9

Islandia

34

Rusia

59

Chile

84

Malta

10

Australia

35

Lituania

60

Azerbaiyán

85

Zimbabue

11

Nueva Zelanda

36

Hong Kong

61

Sudáfrica

86

Argelia

12

Eslovenia

37

Ucrania

62

Georgia

87

Pakistán

13

Chequia

38

Bosnia

63

Kazajistán

88

Tanzania

14

Alemania

39

Argentina

64

Filipinas

89

Nigeria

15

Canadá

40

Taiwán

65

India

90

Yemen

16

Reino Unido

41

Macedonia N.

66

Etiopía

91

Ghana

17

Bélgica

42

Corea del Sur

67

Malí

92

Marruecos

18

Austria

43

Rumania

68

Tailandia

93

Indonesia

19

Estados Unidos

44

Albania

69

Perú

94

Bangladés

20

España

45

Montenegro

70

Turquía

95

Túnez

21

Italia

46

Chipre N.

71

Uzbekistán

96

Libia

22

Grecia

47

Chipre

72

Vietnam

97

Egipto

23

Estonia

48

Líbano

73

Colombia

98

Irak

24

Uruguay

49

Singapur

74

Ruanda

99

Catar

25

Letonia

50

Irlanda

75

Malasia

100

Jordania

Fuente: Beugelsdijk y Welzel (2018b).

El reciente aumento del individualismo cultural en algunos países sugiere un efecto de reemplazo de cohortes. Los datos muestran un fuerte efecto de cohorte en las «democracias posindustriales avanzadas», principalmente en Europa occidental y América del Norte. Las personas nacidas después de 1960 en estas dos regiones exhiben niveles muy altos de individualismo. Crecieron durante el período de transición del industrialismo al posindustrialismo. Por lo tanto, los incentivos ambientales para desarrollar una cosmovisión completamente individualista eran poderosos.

Los niveles de individualismo son intermedios en los países etiquetados como «exsatélites soviéticos». Esta etiqueta es un poco engañosa ya que solo incluye a los satélites soviéticos que son históricamente católicos o protestantes. Por el contrario, la categoría de la «ex Unión Soviética» consiste en los exsatélites tradicionalmente ortodoxos orientales de Bulgaria, Montenegro, Macedonia del Norte, Rumania y Serbia, así como en los históricamente musulmanes Albania y Bosnia y Herzegovina. Como podemos ver, los países exsocialistas ortodoxos o musulmanes tienen puntuaciones de individualismo cultural que son casi tan bajas como en las «sociedades en desarrollo» (por ejemplo, Brasil y China), aunque los «países de bajos ingresos» tienen puntuaciones aún más bajas (por ejemplo, Indonesia y Nigeria). Los efectos de cohorte en los países no occidentales son menores que en Occidente.

Desarrollo y cultura

Beugelsdijk y Welzel estimaron funciones que relacionan el individualismo, la alegría y la confianza con el desarrollo económico y los efectos de cohorte. Su función de individualismo mostró que el desarrollo —medido por el producto interno bruto per cápita— afectaba positivamente al individualismo y que los efectos de cohorte eran significativos. Sin embargo, los efectos fueron más fuertes al comparar a aquellos nacidos en 1940 o después con las generaciones anteriores a la guerra.12

El factor deber-alegría tuvo efectos de desarrollo y de cohorte similares pero más fuertes. Este constructo incluye cinco variables. Las personas más alegres obtienen puntuaciones más altas en el índice de posmaterialismo de cuatro ítems, valoran más el tiempo libre, consideran que la frugalidad no es importante en los niños, reportan mayor felicidad y experimentan una mayor libertad de elección. La alegría se alinea con la teoría de Inglehart y tiene una interpretación económica sencilla. En las sociedades acomodadas, tienden a prevalecer niveles aceptables de delincuencia e inflación de precios, y la mayoría de las personas asumen que pueden permitirse suficiente comida y refugio. El enfoque, por lo tanto, se desplaza hacia preocupaciones no materialistas, que se considera que tienen efectos marginales más valiosos en la satisfacción general con la vida. La dimensión de «indulgencia versus restricción» de Hofstede consiste en tres de las cinco variables de deber-alegría.13

El último factor, desconfianza-confianza, mide hasta qué punto la persona promedio confía en otras personas, así como su confianza en los sistemas políticos y legales.14 En este caso, no hay un efecto significativo del desarrollo, y las cohortes de nacimiento posteriores tienden a ser menos confiadas que las nacidas entre 1900 y 1919. Si descomponemos estas tendencias, los datos de las sucesivas oleadas del World Values Survey (WVS) muestran que la proporción de personas que creen que «la mayoría de las personas son de fiar» es relativamente estable dentro de cada país. Aún así, las generaciones posteriores a la guerra tienden a tener menos confianza en la política y el sistema judicial. Los promedios nacionales en este factor se correlacionan negativamente con la dimensión de evitación de la incertidumbre de Hofstede.

El desarrollo económico y la estructura de cohortes explicaron aproximadamente el 50 % de la variabilidad entre naciones en individualismo y alegría, y un poco menos de la variabilidad en confianza. Casi el 50 % se debió a efectos fijos del país (los modelos estimados explicaron entre el 93 y el 96 % de la variabilidad total).15 Así, los resultados están a medio camino entre un modelo de desarrollo puramente económico de la cultura y un modelo de cultura como destino à la Hofstede.

Beugelsdijk y Welzel luego investigan lo que ellos llaman los «conductores remotos de la historia» (Beugelsdijk y Welzel, 2018a, pp. 1495-1497). Lo hacen mediante la regresión de efectos fijos por país en numerosas variables geográficas, agrícolas, genéticas, demográficas y políticas.

Aquí me limitaré a discutir las causas culturales del individualismo, que es mi principal preocupación en estas páginas.

Su hallazgo inicial es que hay fuertes correlaciones (r > 0.80) entre el individualismo y cuatro variables: el inicio de la disminución de la fertilidad; un «índice de agua fría»; la asistencia escolar en 1900; y un patrón de familia occidental en 1850. Luego hacen una regresión del individualismo en tres factores con más de 80 observaciones: el «índice de agua fría», la asistencia escolar y la distancia desde el primer centro agrario (Mesopotamia, en el caso de Europa). Todos son significativos y en conjunto explican el 78 % de la variabilidad en el individualismo. El «índice de agua fría» tiene el efecto individual más fuerte de las tres variables.

Welzel ha argumentado repetidamente que un clima fresco con abundante lluvia proporciona las mejores condiciones para la ganadería lechera. A largo plazo, esto aumenta la disponibilidad de agua y promueve la tolerancia a la lactosa. La tolerancia a la lactosa, a su vez, conduce a una mayor esperanza de vida y más oportunidades individuales debido a consecuencias como la postergación de la paternidad y el hábito de planificar para la temporada fría durante los veranos. Los climas frescos y lluviosos, por lo tanto, fomentan la gratificación diferida y la acumulación de capital.16

En consecuencia, Welzel argumenta que los climas del Mar del Norte y las prácticas agrícolas son más propicias para el individualismo y que las desviaciones crecientes de un clima holandés o inglés conducen a una cultura más colectivista a largo plazo. Como una cadena causal, esto es posible, pero no es nada simple. Sin embargo, hay una explicación menos enrevesada que Beugelsdijk y Welzel no logran explorar.

Primero, algunas de las otras variables se correlacionan con el individualismo. El patrón de familia occidental (r = 0.81 con el individualismo) se refiere a la formación de hogares neolocales, familias de dos generaciones, cónyuges autoseleccionados y derechos de propiedad individual extendidos a las mujeres. Esta variable está en línea con la caracterización de Henrich sobre la baja intensidad de parentesco, que, como hemos visto, está asociada con el de la Iglesia medieval, controlando diversas variables geográficas y agrícolas (Schulz et al., 2019).

Pero hay más. La asistencia escolar en 1900 (r = 0.83) se refiere al promedio de años de escolaridad por persona. El inicio de la disminución de la fertilidad (r = 0.86) denota el año en que las tasas de natalidad comenzaron a caer. Estas dos variables están relacionadas. El predictor más fuerte de la tasa de fertilidad en un país es el nivel de educación entre las mujeres, de modo que las mujeres más educadas tienen menos hijos (Martín, 1995).

La alfabetización también da lugar a un aumento dramático en las oportunidades de especialización individual y, por lo tanto, en la diferenciación de los individuos. Junto con la estructura familiar, es un factor que contribuye al individualismo.

Un aumento temprano en la alfabetización ocurrió entre los judíos después de la destrucción del Segundo Templo en el año 70 d. C., cuando los rabinos elevaron la alfabetización a una obligación religiosa para los hombres judíos. La alfabetización hizo que los judíos estuvieran sobrerrepresentados en ocupaciones urbanas en la Europa urbana medieval y en el Medio Oriente. Pero esto no era escalable; la religión judía tenía altas barreras de entrada (Botticini y Eckstein, 2012). La Reforma tuvo un impacto mucho más significativo en la alfabetización general. Según Henrich (2021), después de surgir periódicamente en siglos anteriores, la creencia de que cada persona debería leer e interpretar la Biblia por sí misma comenzó a difundirse rápidamente por Europa con la erupción de la Reforma protestante, marcada en 1517 por la entrega de las famosas noventa y cinco tesis de Martín Lutero. Los protestantes llegaron a creer que tanto los niños como las niñas debían estudiar la Biblia por sí mismos para conocer mejor a su Dios. A raíz de la expansión del protestantismo, las tasas de alfabetización en las poblaciones recién reformadas de Gran Bretaña, Suecia y los Países Bajos superaron a lugares más cosmopolitas como Italia y Francia. Motivados por la salvación eterna, los padres y líderes se aseguraron de que los niños aprendieran a leer.

Si la interpretación de Henrich sobre el surgimiento del individualismo es correcta, entonces la larga exposición ancestral al PMF católico medieval y al posterior protestantismo debería estar asociada con los niveles más altos de individualismo cultural. Los 21 países con los puntajes más altos de individualismo (ver Tabla 4.3) tienen al menos alguna exposición ancestral al PMF, y aquellos con menos exposición en este grupo son históricamente protestantes. La mayoría también ha estado expuesta a la lluvia fría y la leche. Corresponde al lector decidir qué explicación es más persuasiva.

Individualismo y la sociedad creativa

Desde la década de 1970, la mayoría de las partes de América del Norte y Europa occidental se han ido reestructurando, pasando de una sociedad industrial a una postindustrial, con una creciente proporción de personas trabajando en servicios intensivos en conocimiento. Este período también ha visto una creciente globalización, con un crecimiento de la inversión extranjera directa y el comercio internacional más rápido que los ingresos.

Aunque la ciencia era principalmente el dominio de las universidades en la sociedad industrial, esto ya no es cierto. Muchas de las industrias más expansivas, como la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC) y la biotecnología, invierten grandes sumas de dinero en investigación científica. Tales industrias representan más de la mitad de todos los gastos en I&D en las economías más avanzadas. La economía es más intensiva en investigación que en las etapas de desarrollo anteriores.

En sus estudios sobre las ciudades estadounidenses y canadienses, Richard Florida ha llamado la atención sobre las «3 T» de la sociedad creativa: talento, tecnología y tolerancia (Florida, 2002). Ha demostrado que las áreas metropolitanas con altos niveles de educación, trabajo creativo, tecnología y tolerancia hacia grupos externos como inmigrantes y homosexuales han tenido más éxito en navegar la transición económica que los centros manufactureros o las áreas rurales.

Tabla 4.3

Resumen de las variables dependientes e independientes analizadas

Variable

Descripción

Indicadores incluídos

Citas de Scopus

Número de citas (2021-2022) a artículos indexados en Scopus publicados en 2021.

Número total de citas indexadas en Scopus en 2021–2022 dividido por el tamaño de la población (en millones).

Publicaciones en Scopus

Número de publicaciones indexadas en Scopus en 2021.

Número total de publicaciones indexadas en Scopus en 2021 dividido por el tamaño de la población (en millones).

Índice global de creatividad (GCI)

Medida específica de la creatividad de un país (Global Creativity Index 3T de Richard Florida, 2015, Canadá).

1. Matriculación en educación superiór (talento)
2. Participación de la fuerza laboral en ocupaciones creativas (talento)
3. El gasto en I+D como porcentaje de PIB (tecnología)
4. Número de solicitudes de patentes por millón de personas (tecnología)
5. Buen lugar para las minorías raciales y étnicas: de acuerdo (%) (tolerancia)
6. Buen lugar para gais y lesbianas: de acuerdo (%) (tolerancia)

Continuación de Tabla 4.3

Variable

Descripción

Indicadores incluídos

Índice de globalización KOF

Un índice específico por país de 40 indicadores de globalización en 6 categorías del ETH (Suiza).

Globalización del comercio (por ejemplo, flujos comerciales) Globalización financiera (p. ej., IED)

Globalización interpersonal (por ejemplo, inmigración) Globalización informativa (por ejemplo, patentes internacionales)

Globalización cultural (por ejemplo, comercio de bienes culturales)

Globalización política (por ejemplo, número de ONG internacionales)

Individualismo

Un índice de cinco variables de la Encuesta Mundial de Valores (promedios de 1981 a 2014).

1. Vivir para hacer sentir orgullosos a los padres (en desacuerdo)
2. Escasez de empleos para los propios nacionales (en desacuerdo)
3. Propiedad privada (de acuerdo)
4. Homosexualidad tolerada(de acuerdo)
5. Aborto tolerado (de acuerdo)

Alegría

Un índice de cinco variables de la Encuesta Mundial de Valores (promedios de 1981 a 2014).

1. Posmaterialismo (sí)
2. Ahorro como cualidad infantil (no)
3. Tiempo libre (importante)
4. Felicidad (alta)
5. Libertad de elección y control (alto)

Confianza

Un índice de tres variables de la Encuesta Mundial de Valores (promedios de 1981 a 2014).

1. Se puede confiar en las personas (sí)
2. Confianza en la política (alta)
3. Confianza en la justicia (alta)

Continuación de Tabla 4.3

Variable

Descripción

Indicadores incluidos

Derechos de propiedad

Un índice de 11 variables en tres categorías de la Property Rights Alliance (Estados Unidos)

1. Independencia judicial (legal y política)
2. Estado de derecho (jurídico y político)
3. Estabilidad política (legal y política)
4. Control de la corrupción (legal y política)
5. Percepción de la protección de los derechos de propiedad física (propiedad física)
6. Proceso de registro (propiedad física)
7. Acceso a financiamiento (propiedad física)
8. Percepción de la protección de los derechos de propiedad intelectual
9. Protección de patentes (propiedad intelectual)
10. Protección de derechos de autor (propiedad intelectual)
11. Protección de marcas registradas (propiedad intelectual)

Continuación de Tabla 4.3

Variable

Descripción

Indicadores incluidos

Libertad humana

Un índice que mide la libertad frente a la intervención gubernamental en todos los ámbitos más allá de la protección contra la fuerza, el robo y el fraude, del Instituto Fraser (Canadá).

83 indicadores en 12 categorías:
1. Estado de derecho
2. Seguridad y protección
3. Movimiento
4. Libertad de religión
5. Asociación, reunión y sociedad civil
6. Expresión e información
7. Relaciones
8. Tamaño del Gobierno
9. Sistema legal y derechos de propiedad
10. Dinero sólido
11. Libertad para comerciar internacionalmente
12. Regulación

Pero ¿qué tiene que ver el auge del individualismo con la actual transición hacia una sociedad creativa posindustrial? Para probar si el individualismo cultural aumenta las características de una sociedad creativa, estimé numerosas funciones, de las cuales doce se presentan en las Tablas 4.4 y 4.5. Cuatro aspectos cuantificables de una sociedad creativa fueron regresados sobre los tres factores culturales de Beugelsdijk-Welzel en aislamiento o con una de las dos medidas alternativas de individualismo político: el índice de derechos de propiedad de la Property Rights Alliance y el índice de libertad humana del Fraser Institute. La Tabla 4.3 presenta la definición y los componentes de cada variable.

Las variables dependientes son todas descriptivas de una o más características que podemos esperar que abarque una sociedad creativa posindustrial. Las publicaciones en Scopus se refieren al número de artículos revisados por pares, libros y capítulos de libros en un país específico. Las afiliaciones institucionales determinan la asignación de autores a los países. Una editorial académica neerlandesa, Elsevier, mantiene este índice. En 2021, Suiza, los países nórdicos y Australia tuvieron la mayor intensidad de publicaciones científicas. El Reino Unido tuvo la mayor intensidad científica entre los países con una población de más de 50 millones. El número de citas de Scopus es el mismo índice pero con los países ponderados según el número promedio de citas por artículo. Es una medida rudimentaria de la calidad y el impacto de la producción científica. Ambas variables se dividen por la población de un país en millones para obtener estimaciones de la intensidad científica. La clasificación de los países por intensidad de citas es similar a la intensidad de publicaciones, aunque algunos países —por ejemplo, Singapur— están más cerca de la cima en esta medida.

El índice global de creatividad (Global Creativity Index o GCI) es una medida que utiliza la idea de Richard Florida de las «3 T» de la sociedad creativa como las características definitorias de la posindustrialización. Es similar pero no idéntico a la popular medida de creatividad de Florida en las áreas metropolitanas de Estados Unidos y Canadá. El GCI es una medida más amplia de cómo la reestructuración de una sociedad industrial a una creativa impacta a las personas. El GCI refleja la transición hacia una nueva estructura ocupacional, el movimiento hacia la educación superior para las masas en lugar de la élite, y la diversificación de las características de la población. En esta medida, cuatro países anglófonos del Nuevo Mundo superan a cuatro países nórdicos en el top ocho.

Una medida más indirecta de la creatividad es el índice de globalización KOF, del cual es responsable un equipo de investigación del Instituto Federal de Tecnología (ETH) en Zúrich. Los economistas han observado que las economías intensivas en conocimiento son más dependientes del comercio, y académicos del desarrollo, como AnnaLee Saxenian, han argumentado que la interacción transfronteriza acelera el ritmo de la innovación, particularmente en el sector de alta tecnología (Saxenian, 2007). El índice de globalización KOF es un indicador más amplio que el comercio internacional o las inversiones extranjeras directas, ya que también incluye medidas culturales e interpersonales de la globalización. Entre otras cosas, incluye el porcentaje de residentes nacidos en el extranjero, el porcentaje de estudiantes internacionales e incluso la presencia de tiendas IKEA. En esta medida, Europa occidental es la región más globalizada del mundo, con solo dos países no europeos —Canadá y Singapur— entre los veinte primeros.

Tabla 4.4

Citas de Scopus per cápita (2021-2022) y publicaciones en Scopus per cápita (2021) en función de los valores culturales (1981-2014), las instituciones formales y el tamaño de la población

Citas de Scopus

Publicaciones en Scopus

Coeficiente

(Error estándar)

Coeficiente

(Error estándar)

Coeficiente

(Error estándar)

Coeficiente

(Error estándar)

Coeficiente

(Error estándar)

Coeficiente

(Error estándar)

Constante

−3324.29

(465.61)

−4607.24

(604.22)

−5896.83

(1150.96)

−1879.08

(297.52)

−2925.66

(370.31)

−3938.51

(720.59)

Valores culturales

Individualismo

72.82***

(7.52)

47.99***

(9.80)

55.44***

(10.22)

52.76***

(4.80)

33.15***

(6.01)

38.85***

(6.40)

Alegría

22.58**

(7.37)

16.32**

(6.87)

19.83**

(7.07)

13.22**

(4.58)

8.40*

(4.21)

11.02**

(4.42)

Confianza

52.24***

(10.78)

36.79**

(11.67)

55.20***

(10.55)

29.54***

(6.89)

16.60*

(7.15)

31.91***

(6.61)

Instituciones formales

Derechos de propiedad

56.76***

(16.88)

45.52***

(10.35)

Libertad humana

444.64**

(182.90)

355.95**

(114.51)

Tamaño de la población

Tamaño de la población

−0.0017*

(0.0009)

−0.0011*

(0.0006)

N

89

89

89

89

89

89

R2

0.720

0.764

0.739

0.742

0.799

0.769

Fuentes: Beugelsdijk y Welzel (2018ª), Instituto Fraser (2022), Property Rights Alliance (2022), Scimago (2023).

* p < 0.05; ** p < 0.01; *** p < 0.001 (prueba de una cola)

Tabla 4.5

El índice global de creatividad (GCI) (2015) y el índice de globalización KOF (2020) en función de los valores culturales (1981-2014), las institutciones formales y el tamaño de la población

Índice global de creatividad (GCI)

Índice de globalización KOF

Coeficiente

(Error estándar)

Coeficiente

(Error estándar)

Coeficiente

(Error estándar)

Coeficiente

(Error estándar)

Coeficiente

(Error estándar)

Coeficiente

(Error estándar)

Constante

0.0972

(0.0353)

−0.1191

(0.0549)

−0.0979

(0.1002)

56.4154

(2.6208)

46.4928

(2.6279)

28.2604

(5.2733)

Valores culturales

Individualismo

0.0077***

(0.0007)

0.0049***

(0.0009)

0.0064***

(0.0009)

0.4184***

(0.0383)

0.2745***

(0.0456)

0.2123***

(0.0491)

Alegría

0.0030***

(0.0007)

0.0022***

(0.0006)

0.0028***

(0.0007)

Confianza

Instituciones formales

Derechos de propiedad

0.0065***

(0.0014)

0.2926***

(0.0612)

Libertad humana

0.0353*

(0.0017)

5.0126***

(0.8856)

Tamaño de la población

Tamaño de la población

N

88

88

88

90

90

90

R2

0.723

0.782

0.736

0.575

0.664

0.690

Fuentes: Beugelsdijk y Welzel (2018), Florida (2014), Property Rights Alliance (2022), ETH (2023), Instituto Fraser (2022).

* p < 0.05; ** p < 0.01; *** p < 0.001 (prueba de una cola)

Aparte de los tres factores culturales de Beugelsdijk-Welzel, utilizo dos medidas adicionales de instituciones formales. Estas dos medidas son indicadores de individualismo político.

El índice de derechos de propiedad es una medida del alcance y la extensión del Estado de derecho. Se basa en la idea de que una economía de mercado que funcione correctamente requiere leyes estables, generales, no discriminatorias y abiertas. En las sociedades avanzadas, es el componente más estable del conjunto de instituciones formales y, por lo tanto, la parte más infraestructural.

Hay numerosos índices de individualismo político, pero el más completo es el índice de libertad humana, la segunda medida de individualismo político que utilizo. Incluye numerosos indicadores de intervención gubernamental, que van desde la censura sobre el gasto público hasta las regulaciones del mercado laboral. Hay una considerable variabilidad en la estabilidad de los diferentes indicadores que constituyen el índice de un año a otro.

La última variable es el tamaño de la población, que controla las posibles economías o deseconomías de escala en la producción de bienes públicos a nivel nacional de gobierno.

Las Tablas 4.4 y 4.5 presentan los resultados de las funciones estimadas. Incluyen de 88 a 90 países, dependiendo de la disponibilidad de datos. Las variables dependientes corresponden a las observaciones más recientes al momento de redactar estas páginas. Sin embargo, los resultados de usar otros años, promedios de varios años o especificaciones ligeramente diferentes fueron similares y produjeron las mismas predicciones de patrones.17

En todos los indicadores de la sociedad creativa, el individualismo emerge como la variable explicativa más decisiva. De hecho, por sí solo representa aproximadamente el 60 % de la variación en las publicaciones y citas científicas. El segundo indicador cultural más importante es la confianza. Recuerda que la variable del individualismo es una medida multidimensional en este contexto; refleja el individualismo en las familias, la economía, la religión y la sexualidad. Asimismo, la confianza es una medida tanto de la confianza interpersonal como de la confianza institucional. El individualismo y la confianza son dos variables que constituyen una forma empíricamente fundamentada de medir la «prosocialidad individualista», para usar el término de Henrich. La alegría tiene un impacto menor pero estadísticamente significativo (p < 0.01), aludiendo a los efectos del espíritu lúdico en los esfuerzos creativos, incluida la investigación científica.

Entre las variables institucionales formales, el índice de derechos de propiedad es un mejor predictor de la producción científica que el índice de libertad humana. Su mayor poder explicativo puede reflejar la naturaleza más infraestructural del sistema legal en comparación con leyes o regulaciones individuales. Las instituciones duraderas impactan significativamente la propensión humana a involucrarse en proyectos con un horizonte temporal largo, incluidos la mayoría de los proyectos científicos y artísticos.

En igualdad de condiciones, no hay economías de escala en la ciencia a nivel nacional, aunque puede haber modestas deseconomías de escala. Notablemente, dos países con menos de un millón de habitantes cada uno —Islandia y Luxemburgo— estuvieron entre los diez países con más publicaciones científicas per cápita en 2021.

La medida más amplia de una sociedad creativa que representa el índice global de creatividad (GCI) muestra nuevamente que el nivel de individualismo es el factor crítico. Sin embargo, la confianza ya no tiene un impacto significativo, aunque la alegría sigue siendo significativa. El Índice de derechos de propiedad vuelve a superar al índice de libertad humana como variable explicativa. Una razón probable por la que la confianza es insignificante es que la tolerancia hacia los grupos externos es una característica del GCI, mientras que la variable de confianza se refiere principalmente a la confianza dentro del grupo. Una regularidad relevante en este contexto es la combinación de alta tolerancia y baja confianza en la mayoría de los países de América Latina y la tendencia opuesta —alta confianza y baja tolerancia— en gran parte de Asia.

Solo el individualismo sigue siendo un factor cultural significativo para el índice de globalización KOF, que refleja la interacción transfronteriza multidimensional. En este caso, el índice de libertad humana tiene un mayor impacto que el Estado de derecho. Una posible razón es que el índice de globalización KOF podría denotar fenómenos que aumentan y disminuyen más rápido que la actividad científica nacional o los factores que componen las tres T. Además, muchos líderes políticos autoritarios ven con malos ojos los intercambios interpersonales de sus súbditos con personas que están fuera de su control; el índice de libertad humana tiene una correlación negativa más fuerte con el autoritarismo que el índice de derechos de propiedad.

La imagen general que surge de estos análisis de algunas de las características de la sociedad creativa es que el individualismo cultural y el estado de derecho son los más importantes. Sin embargo, una cultura alegre y de confianza refuerza la capacidad social para navegar la transformación del industrialismo a la sociedad creativa.

Sabemos que los valores culturales y las instituciones legales son más estables y, por lo tanto, cambian a un ritmo más lento que la producción científica o los flujos de información, bienes o personas. Esta es la justificación para las especificaciones causales de estos modelos simples. Por otro lado, es difícil sacar conclusiones firmes sobre la importancia relativa de la cultura en comparación con los factores legales o políticos. Una sociedad con un alto nivel relativo de individualismo cultural puede ser más propensa a adoptar instituciones políticamente individualistas que las sociedades con una cultura más colectivista. Pero también puede ser el caso de que el individualismo político promueva el desarrollo económico, lo que a su vez puede hacer que las cohortes posteriores adopten valores más individualistas. Algunas sociedades pueden adoptar sistemas legales o políticos que son más individualistas que sus culturas, como ocurrió en muchas de las colonias no europeas de las potencias coloniales europeas en el siglo XIX. A veces, esto puede haber acelerado el desarrollo, mientras que en otros casos la discrepancia entre la cultura y las instituciones puede haber causado una corrupción desenfrenada o incluso guerras tribales. En consecuencia, las estimaciones cuantitativas en las Tablas 4.2 y 4.3 no ofrecen ninguna información confiable y generalizable sobre los efectos relativos del individualismo cultural frente al individualismo político. Pero podemos estar bastante seguros de que alguna combinación de un individualismo cultural y político suficiente cultiva comportamientos humanos que resultan en actividades más creativas que de otro modo.

Si observamos las combinaciones de individualismo, alegría y confianza, emergen patrones geográficos. El patrón cultural que debería ser más propicio para la competitividad de la sociedad creativa debería combinar un alto nivel de individualismo con altos niveles de alegría y confianza. Esta combinación existe en lo que me gustaría llamar los nórdicos más tres, que se refiere a los cinco países nórdicos más los Países Bajos, Suiza y Luxemburgo. Estos ocho países están entre los diez primeros en el número de publicaciones indexadas en Scopus per cápita. Siete de los diez países también están entre los diez primeros en la medida de publicaciones ponderadas por citas; seis están entre los diez primeros según el índice de creatividad global de Florida, y cinco están entre los diez más globalizados según el índice de globalización KOF.

Cinco países con niveles de individualismo justo detrás de los nórdicos más tres combinan altos niveles de individualismo y alegría y un nivel moderado de confianza. En el ámbito del espionaje internacional, estos cinco países son conocidos como los Cinco Ojos: Australia, Canadá, Nueva Zelanda, el Reino Unido y los Estados Unidos. Los Cinco Ojos son el segundo mejor grupo en cuanto a compatibilidad cultural con la etapa creativa del desarrollo económico. Están justo detrás de los nórdicos más tres en intensidad científica y globalización, pero ligeramente por delante según los criterios del GCI. Un grupo más ejemplifica altos niveles de individualismo cultural, pero en este caso con puntuaciones intermedias en las dimensiones de alegría y confianza: el núcleo de Europa occidental de Francia, Alemania y algunos de sus vecinos. Estos tres grupos comprenden los países más culturalmente compatibles con la sociedad creativa.


Conclusión

A veces, cuando enseño gestión intercultural, utilizo mapas para ilustrar zonas culturales basadas en investigaciones empíricas. Una de estas ilustraciones inlcuye las dimensiones originales de Hofstede basadas en IBM y una clasificación simple de los países en «alto» y «bajo» en cada dimensión. Una combinación es «alto individualismo», «baja distancia de poder», «baja evitación de la incertidumbre» y «baja masculinidad». El mapa que surge comprende los países nórdicos y los Países Bajos. Luego mantengo la misma combinación, excepto que cambio la cuarta dimensión (masculinidad) de «baja» a «alta». El nuevo mapa muestra las Islas Británicas, América del Norte, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Luego, si cambio la tercera dimensión de baja a alta evitación de la incertidumbre, obtengo un mapa con varios países europeos continentales centrados en Alemania.

Se obtienen resultados similares utilizando los factores de Beugelsdijk-Welzel. De nuevo, obtenemos la zona nórdica, denominada nórdicos más tres, que añade Suiza y Luxemburgo a la zona Hofstede. Y los Cinco Ojos conforman cinco de los siete países en la zona relevante de Hofstede: debemos dejar fuera a Irlanda y Sudáfrica. En general, hay una gran cantidad de superposición entre las diferentes medidas empíricas de las culturas a nivel de país.

Ahora tenemos una cadena causal de eventos que explica estas características culturales, particularmente el auge de la psicología individualista, que sigue siendo el factor cultural clave.

En la Edad Media, la Iglesia católica occidental instituyó un programa de matrimonio y familia (PMF) que redujo radicalmente la intensidad del parentesco en casi todas las partes de Europa. El PMF dio lugar a la centralidad de la familia nuclear en la cultura occidental y a una conectividad social más robusta entre no parientes. Esta nueva conectividad, a su vez, facilitó la expansión del comercio impersonal y las asociaciones basadas en intereses compartidos en lugar de vínculos biológicos, como las ciudades de mercado y los gremios, y el surgimiento de las primeras universidades a partir de las escuelas catedralicias medievales.

Podemos pensar en esto como un cambio de un «sistema de supervivencia» colectivista mayormente para familias extendidas autárquicas hacia un «sistema de progreso» para una economía comercial que abarca aldeas agrícolas y ciudades de mercado. El comercio a larga distancia se volvió cada vez más común, y una élite intelectual, muchos de los cuales eran sacerdotes, se involucró en sofisticadas disputas filosóficas. El PMF y el posterior desarrollo del comercio impersonal y las asociaciones dieron así origen a un orden de mercado extendido basado en la voluntad individual (en lugar de la colectiva), sujeto a normas de comportamiento cada vez más universales.

En algunas partes de Europa, la Reforma en el siglo XVI extendió la alfabetización de la élite a las masas. La razón de esto fue la insistencia protestante de que todos, no solo los sacerdotes, debían leer la Biblia. El efecto indirecto fue la difusión de una habilidad transferible que favorecía el avance económico. Las personas alfabetizadas pueden leer documentos legales, manuales de instrucciones prácticos y estados financieros. También permitió a muchas personas desarrollar intereses y opiniones personales con la ayuda de textos relevantes, algunos de los cuales pueden haberse originado en tierras lejanas. La alfabetización aumentó así el potencial para la diferenciación individual y la división del conocimiento. Henrich llamó a la alfabetización masiva la «inyección de refuerzo» del individualismo.

Entonces, podemos preguntarnos: ¿qué sociedades estuvieron sujetas al PMF y al comercio y aprendizaje medievales antes de albergar campañas de alfabetización inducidas por la Reforma antes de la introducción de la educación pública en los siglos XIX y XX? Fue en sociedades que más tarde —es decir, en el siglo XXI— exhibieron niveles inusualmente altos de individualismo cultural medible y producción científica per cápita, con Gran Bretaña, Dinamarca, los Países Bajos y Suecia como ejemplos.18

Desde la perspectiva de una sociedad creativa, el noroeste de Europa tuvo la suerte excepcional de desarrollar rasgos culturales que divergían notablemente de las normas globales o históricas. En los siglos XVIII y XIX, estos rasgos culturales se difundieron a través de la migración hacia las áreas anglófonas del Nuevo Mundo.

La mayoría de las personas en el noroeste de Europa y sus ramificaciones en América del Norte y Australia no son conscientes de que su individualismo aparentemente espontáneo surgió de la exposición de sus antepasados a una combinación de políticas específicas de la Iglesia católica romana en la Edad Media y de la Reforma protestante a partir del siglo XVI. Pero los valores y las prácticas culturales son, en su mayoría, inconscientes. Sin embargo, moldean cómo las personas ven el mundo e interactúan entre sí. El individualismo cultural o, como a veces se le llama, la prosocialidad individualista, está bien adaptado a las sociedades basadas en mercados impersonales. Sin embargo, es una cultura inferior en economías que dependen de una estrecha coordinación dentro del grupo en medio de un entorno hostil, como la caza y recolección o la agricultura de subsistencia en territorios en disputa.

Aún así, la cultura es solo una parte de la historia. Las instituciones formales también importan. Las culturas tradicionales a menudo moldean tales instituciones, pero a veces personas poderosas establecen instituciones formales que tienen como objetivo destruir el patrimonio cultural, como ocurrió en la China maoísta o en la Rusia estalinista. A veces, los gobernantes adoptan instituciones que imitan a sociedades más exitosas económicamente en otros lugares, como en el Japón de la era Meiji. Es a la cuestión del individualismo político y su manifestación en las instituciones formales a lo que nos dirigimos a continuación.

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1 Diamond (1997) es un ejemplo influyente de una explicación geográfica del desarrollo. Pero se ocupa del surgimiento temprano de prácticas agrícolas complejas en lugar del individualismo, y fusiona Europa y Asia como Eurasia, que avanzó más que África y América debido a su mayor variedad de animales domesticados y a su orientación geográfica este-oeste en lugar de norte-sur.

2 La base de datos se puede descargar desde worldvaluessurvey.org

3 Asch (1951) presenta el experimento original de conformidad de Asch.

4 Fisman y Miguel (2007) muestran que la proporción de multas de estacionamiento impagas de los diplomáticos era una función creciente del nivel de corrupción en sus países de origen mientras la inmunidad diplomática protegía a los diplomáticos de la ONU de la aplicación de la ley.

5 En 2017, el 50 % de los hispanoamericanos de tercera generación se identificó como no hispano, y el 90 % hablaba inglés en casa, mientras que el 10 % era bilingüe (López, 2017).

6 Andersson y Andersson (2019) muestran que las mejoras en la infraestructura de transporte llevaron a un aumento dramático en el número de mercados en el siglo XII. Pero el cambio cultural que creó y extendió mercados impersonales fue una necesaria precondición para estas mejoras.

7 Inglehart (1997) y Florida (2002) han sido las contribuciones más influyentes.

8 Sin embargo, para los países en la misma zona cultural, diferencias subnacionales o socioeconómicas suelen ser de mayor interés. Por ejemplo, en mi estudio sobre los valores entre los estudiantes de último año de secundaria en Dinamarca y Suecia, los principales factores diferenciadores fueron el género, el nivel socioeconómico y la exposición a otras culturas. Las diferencias entre los promedios daneses y suecos fueron insignificantes (Andersson et al., 2011).

9 Beugelsdijk y Welzel (2018a) incluyen un resumen conciso de las fuentes de las dimensiones de Hofstede.

10 Taras et al. (2010) encuestaron 598 estudios que emplearon una o más de las dimensiones de Hofstede antes de concluir que el individualismo es la dimensión cultural más utilizada.

11 Una vez le pregunté a un sacerdote católico que era miembro de un think tank liberal clásico si el aborto debería ser legal. Para mi sorpresa, apoyó la legalización del aborto a pesar de su opinión de que el aborto es un pecado. Argumentó que el Estado no debería imponer la fe católica. Por desgracia, muchos sacerdotes tienen una visión menos lúcida de las implicaciones políticas de la separación entre la Iglesia y el Estado.

12 Consulte Beugelsdijk y Welzel (2018a), p. 1494.

13 Consulte Beugelsdijk y Welzel (2018a), p. 1480.

14 La interpretación de «la mayoría de la gente» varía entre países. Los resultados de la Encuesta Mundial de Valores (World Values Survey o WVS) muestran que en los países occidentales, los encuestados que confían en «la mayoría de las personas» también tienden a confiar en «personas de otra nacionalidad». Por el contrario, en muchos países asiáticos, una proporción mucho mayor de encuestados dice que confía en «la mayoría de las personas» que en «los extranjeros». Una mayoría de los chinos en todas las oleadas del WVS, por ejemplo, dicen que confían en la mayoría de las personas, pero menos del 20 % confía al menos un poco en los extranjeros. Esto apunta a diferencias en el radio de confianza entre las personas con un fuerte sesgo etnolingüístico y los demás (Delhey et al., 2011).

15 Consulte Beugelsdijk y Welzel (2018a), p. 1494.

16 Ver Van de Vliert et al. (2018) y Silva et al. (2023).

17 Estimé funciones de producción científica durante muchos más años que solo 2021 y 2022. Hubo muy poca variabilidad de un año a otro en los efectos estimados. También estimé funciones con la dimensión de individualismo de Hofstede: el efecto también fue positivo y estadísticamente significativo, pero explicaba menos de la variabilidad en las variables dependientes que el individualismo de Beugelsdijk-Welzel. Además, estimé varias funciones para diferentes categorías disciplinarias. El efecto del individualismo cultural fue particularmente fuerte en las artes y las humanidades, mientras que fue comparativamente débil en la ingeniería.

18 Consulte Eskelson (2021) y Munck (2004).